Viaje en el tiempo en la plaza España
La cercanía del Bicentenario se notó hoy en el acto de la ofrenda floral ante el monumento a la Constitución de 1812, donde decenas de voluntarios se disfrazaron con trajes de la época.Homenaje a la Pepa
La cercanía del Bicentenario se notó hoy en el acto de la ofrenda floral ante el monumento a la Constitución de 1812, donde decenas de voluntarios se disfrazaron con trajes de la época.
Los gritos de Viva La Pepa retumbaron hoy con vigor renovado en un Cádiz disfrazado de doceañista para la ocasión. La cercanía del Bicentenario se notó en el acto de la ofrenda floral ante el monumento a la Constitución de 1812. Las efigies de aquellos diputados valientes, que arriesgaron su vida ante una Bahía asediada por el ejército más poderoso del mundo, fueron testigos del homenaje justo y ensordecedor de una ciudad que nunca fue tanto como lo fue entonces.
Teófila Martínez, alcaldesa de Cádiz; Manuel de Bernardo, alcalde de San Fernando; Enrique García-Agullo, presidente del Club Liberal 1812 -que en su día instauró esta ofrenda-; Ignacio Moreno, presidente del Ateneo de Cádiz -que se sumó al Club Liberal en la ofrenda unos años después-; y el almirante de Acción Marítima en Cádiz, presidieron el acto junto a Enrique Márquez, coordinador para el Bicentenario de la Independencia de México. Entre el auditorio, concejales de los Ayuntamientos de Cádiz y San Fernando, así como representantes del mundo de la cultura, de la política y ciudadanos que no quisieron perder la oportunidad de realizar un ensayo general de lo que será dentro de dos años el cumpleaños más esperado.
Los soldados de la Milicia Nacional, del Regimiento de Voluntarios Distinguidos y de los Artilleros de Extramuros, con banda de música incluida, formaron en el Monumento con los pendones de las ciudades y de la Constitución y rindieron un emotivo homenaje a aquellos hombres y mujeres que entregaron su vida por sus ideales, por defender a España y al Rey. "La hostilidad de Bonaparte nos unió, y frente a su invasión, arrancó de España y de sus hijos el orgullo de defender nuestra patria con las armas hasta la muerte", resaltó la alcaldesa de Cádiz en su discurso. "Esto es lo grandioso de su epopeya: frente al horror de la guerra, la esperanza de la libertad".
Los gritos de Viva La Pepa retumbaron hoy con vigor renovado en un Cádiz disfrazado de doceañista para la ocasión. La cercanía del Bicentenario se notó en el acto de la ofrenda floral ante el monumento a la Constitución de 1812. Las efigies de aquellos diputados valientes, que arriesgaron su vida ante una Bahía asediada por el ejército más poderoso del mundo, fueron testigos del homenaje justo y ensordecedor de una ciudad que nunca fue tanto como lo fue entonces.
Teófila Martínez, alcaldesa de Cádiz; Manuel de Bernardo, alcalde de San Fernando; Enrique García-Agullo, presidente del Club Liberal 1812 -que en su día instauró esta ofrenda-; Ignacio Moreno, presidente del Ateneo de Cádiz -que se sumó al Club Liberal en la ofrenda unos años después-; y el almirante de Acción Marítima en Cádiz, presidieron el acto junto a Enrique Márquez, coordinador para el Bicentenario de la Independencia de México. Entre el auditorio, concejales de los Ayuntamientos de Cádiz y San Fernando, así como representantes del mundo de la cultura, de la política y ciudadanos que no quisieron perder la oportunidad de realizar un ensayo general de lo que será dentro de dos años el cumpleaños más esperado.
Los soldados de la Milicia Nacional, del Regimiento de Voluntarios Distinguidos y de los Artilleros de Extramuros, con banda de música incluida, formaron en el Monumento con los pendones de las ciudades y de la Constitución y rindieron un emotivo homenaje a aquellos hombres y mujeres que entregaron su vida por sus ideales, por defender a España y al Rey. "La hostilidad de Bonaparte nos unió, y frente a su invasión, arrancó de España y de sus hijos el orgullo de defender nuestra patria con las armas hasta la muerte", resaltó la alcaldesa de Cádiz en su discurso. "Esto es lo grandioso de su epopeya: frente al horror de la guerra, la esperanza de la libertad".
(Publicado en Diario de Cádiz - 19/03/2010)
La cara real de la Historia
La tercera edición del cortejo convierte a los ciudadanos en protagonistas del Doce
Más de dos centenares de gaditanos, ataviados al modo de principios del XIX, recorrieron el centro para reivindicar el protagonismo popular en el 198 cumpleaños de la Constitución promulgada en San Felipe Neri.
El progresivo aumento del rigor y la seriedad se percibió hasta en el horario. Con 20 minutos de adelanto respecto a lo previsto, un centenar de gaditanos vestidos como si vivieran aún en 1810 partió del Baluarte de la Candelaria para recorrer el centro camino del Oratorio de San Felipe Neri.
Clérigos, diputados, señoras y mozos recorrieron calles que forman parte del 'Paseo por el Cádiz de La Pepa' que fue presentado en la víspera en forma de guía turística para contar unos secretos que ellos conocen hace años.
Una de las voluntarias, procedente de una de las cinco asociaciones vecinales o sociales participantes, destacaba que «cada año vamos mejor vestidos, sin móviles ni gafas de sol, sin detalles extemporáneos que rompen el encanto de esta recreación», aseguraba orgullosa Charo mientras paseaba.
Ni canciones, ni gritos. Formalidad, al menos en el inicio del cortejo. Es la tercera edición de una idea nacida en 2008 pero que sólo tenía cinco años para madurar. El hecho de que el día de San José aún no sea oficialmente festivo en la capital gaditana le resta brillo, puesto que la escena de la recreación se mezcla con ciudadanos ajenos y ajetreados en su faena diaria, que no prestan la menor atención a una parada que aún tiene margen para progresar hasta 2012. La declaración de jornada sin trabajo ni clases, contribuiría al propósito.
El epicentro del arranque es el templo en el que se promulgó la primera Constitución de la Historia de España. San Felipe Neri es la zona cero de la Historia «a pesar de las vallas y los andamios», dice Juan, otro de los ataviados, se produjo el encuentro con el Batallón de Voluntarios, fruto de la idea de Ramón Velázquez.
El progresivo aumento del rigor y la seriedad se percibió hasta en el horario. Con 20 minutos de adelanto respecto a lo previsto, un centenar de gaditanos vestidos como si vivieran aún en 1810 partió del Baluarte de la Candelaria para recorrer el centro camino del Oratorio de San Felipe Neri.
Clérigos, diputados, señoras y mozos recorrieron calles que forman parte del 'Paseo por el Cádiz de La Pepa' que fue presentado en la víspera en forma de guía turística para contar unos secretos que ellos conocen hace años.
Una de las voluntarias, procedente de una de las cinco asociaciones vecinales o sociales participantes, destacaba que «cada año vamos mejor vestidos, sin móviles ni gafas de sol, sin detalles extemporáneos que rompen el encanto de esta recreación», aseguraba orgullosa Charo mientras paseaba.
Ni canciones, ni gritos. Formalidad, al menos en el inicio del cortejo. Es la tercera edición de una idea nacida en 2008 pero que sólo tenía cinco años para madurar. El hecho de que el día de San José aún no sea oficialmente festivo en la capital gaditana le resta brillo, puesto que la escena de la recreación se mezcla con ciudadanos ajenos y ajetreados en su faena diaria, que no prestan la menor atención a una parada que aún tiene margen para progresar hasta 2012. La declaración de jornada sin trabajo ni clases, contribuiría al propósito.
El epicentro del arranque es el templo en el que se promulgó la primera Constitución de la Historia de España. San Felipe Neri es la zona cero de la Historia «a pesar de las vallas y los andamios», dice Juan, otro de los ataviados, se produjo el encuentro con el Batallón de Voluntarios, fruto de la idea de Ramón Velázquez.
Ofrenda flora
Ya juntos, civiles y militares, ciudadanos y milicias, voluntarios y regulares, a golpe de tambor, hasta la plaza de España, casi 300 figurantes, se convierten en memoria en movimiento para los demás peatones. En el punto de destino de la celebración, las autoridades y varios centenares de espectadores les esperan al pie del monumento al primer centenario de la Carta Magna. Ante el símbolo blanco, la participación popular su unió a la representación institucional.
El acto supo sumar todos los matices que convirtieron La Pepa en leyenda. El protagonismo americano estuvo representado por Enrique Márquez, coordinador del Bicentenario de la Independencia de México, país al que este año se dedica la Semana Constitucional.
También formó parte del cuadro de honor Manuel María de Bernardo, alcalde de San Fernando que ya vive su efeméride como escenario de las deliberaciones previas a la promulgación del tercer texto constitucional del mundo.
A pesar de que este año, según el legítimo rigor histórico, todo el protagonismo corresponde a La Isla, el máximo representante de sus habitantes estuvo al pie de la torre blanca que honra a La Pepa desde 1929. Ni siquiera el hecho de que los grandes actos de la celebración del Día de la Provincia tuvieran como escenario el Real Teatro de Las Cortes impidió la presencia del regidor isleño.
Con sus palabras y con su actitud confirmó que la fina lengua de tierra que separa ambos municipios nunca fue más corta que en este trienio de conmemoraciones constitucionales.
Representantes institucionales y populares se mezclaron en el ritual de posar los ramos ante la representación de aquellos diputados que crearon el germen de la democracia parlamentaria en España, afortunadamente arraigado pese a numerosos sobresaltos sufridos durante casi 200 años.
Teófila Martínez, como alcaldesa anfitriona, completaba una escena que ayer gozó de un mayor grado de solemnidad, el que reclamaban los que consideran que la Bahía de Cádiz no puede desperdiciar la ocasión de reivindicar su Historia en un momento tan señalado.
Escenografía
Tras las proclamas por «la libertad» y los cañonazos, el aire marcial se fundió con los discursos. Toda la zona frontal, afortunadamente despejada de coches aparcados, estaba ya cubierta de espectadores, que presenciaban el acto con esa mezcla de curiosidad turística y asombro ante las tradiciones que ha convertido en acontecimientos los cambios de guardia en varias ciudades del mundo.
Aún falta algo más de pericia y atrezzo, pero la escenografía cada vez está más lograda. La distribución, los gestos, los uniformes y toda la parafernalia pareció ayer avanzar varios pasos hacia el Doce. Las proclamas que recordaban las frases más repetidas durante aquel episodio hicieron el resto. Como representante de la ciudadanía, añadido a las palabras institucionales, Ignacio Moreno Aparicio, presidente del Ateneo, recordó el enorme simbolismo político, histórico y popular del día de La Pepa y aportó un recado reivindicativo: «La provincia de Cádiz necesita de un área metropolitana solidaria, unida e identificada sin mayores problemas que los que la gestión debe ir solucionando. No es posible que las ideas políticas de cada partido sirvan para dividir poblaciones o entorpecer proyectos que son necesarios para todos». Ya sólo queda un ensayo.
Así sea.
El acto supo sumar todos los matices que convirtieron La Pepa en leyenda. El protagonismo americano estuvo representado por Enrique Márquez, coordinador del Bicentenario de la Independencia de México, país al que este año se dedica la Semana Constitucional.
También formó parte del cuadro de honor Manuel María de Bernardo, alcalde de San Fernando que ya vive su efeméride como escenario de las deliberaciones previas a la promulgación del tercer texto constitucional del mundo.
A pesar de que este año, según el legítimo rigor histórico, todo el protagonismo corresponde a La Isla, el máximo representante de sus habitantes estuvo al pie de la torre blanca que honra a La Pepa desde 1929. Ni siquiera el hecho de que los grandes actos de la celebración del Día de la Provincia tuvieran como escenario el Real Teatro de Las Cortes impidió la presencia del regidor isleño.
Con sus palabras y con su actitud confirmó que la fina lengua de tierra que separa ambos municipios nunca fue más corta que en este trienio de conmemoraciones constitucionales.
Representantes institucionales y populares se mezclaron en el ritual de posar los ramos ante la representación de aquellos diputados que crearon el germen de la democracia parlamentaria en España, afortunadamente arraigado pese a numerosos sobresaltos sufridos durante casi 200 años.
Teófila Martínez, como alcaldesa anfitriona, completaba una escena que ayer gozó de un mayor grado de solemnidad, el que reclamaban los que consideran que la Bahía de Cádiz no puede desperdiciar la ocasión de reivindicar su Historia en un momento tan señalado.
Escenografía
Tras las proclamas por «la libertad» y los cañonazos, el aire marcial se fundió con los discursos. Toda la zona frontal, afortunadamente despejada de coches aparcados, estaba ya cubierta de espectadores, que presenciaban el acto con esa mezcla de curiosidad turística y asombro ante las tradiciones que ha convertido en acontecimientos los cambios de guardia en varias ciudades del mundo.
Aún falta algo más de pericia y atrezzo, pero la escenografía cada vez está más lograda. La distribución, los gestos, los uniformes y toda la parafernalia pareció ayer avanzar varios pasos hacia el Doce. Las proclamas que recordaban las frases más repetidas durante aquel episodio hicieron el resto. Como representante de la ciudadanía, añadido a las palabras institucionales, Ignacio Moreno Aparicio, presidente del Ateneo, recordó el enorme simbolismo político, histórico y popular del día de La Pepa y aportó un recado reivindicativo: «La provincia de Cádiz necesita de un área metropolitana solidaria, unida e identificada sin mayores problemas que los que la gestión debe ir solucionando. No es posible que las ideas políticas de cada partido sirvan para dividir poblaciones o entorpecer proyectos que son necesarios para todos». Ya sólo queda un ensayo.
Así sea.
(Publicado en La Voz Digital - 20/03/2010)
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